11/03/2015
Avanzar hacia un ordenamiento económico, social e institucional que ponga en el centro la felicidad y realización humana, y no sólo el crecimiento económico, es el eje del trabajo iniciado para generar un Proyecto de Desarrollo para el Tamarugal. Una mirada de futuro construida junto y para la comunidad.
Con la presencia de 34 servicios públicos, entre ellos, la Directora Regional de Senadis, Nélida Díaz, se realizó la primera reunión plenaria del Comité Técnico Asesor (CTA) del Gobernador del Tamarugal, Claudio Vila Bustillos, el 5 de marzo pasado, en dependencia de la Gobernación en Pozo Almonte. Todo, con la misión de generar un Proyecto de Desarrollo para la provincia, que supere una visión basada en el mero crecimiento económico, para poner en el centro el bienestar de sus habitantes, tanto en lo material, como en lo social, cultural y ambiental. La apuesta es que dicho proyecto sea una guía estratégica para la política pública, una mirada consensuada socialmente sobre cómo se quiere que sea el Tamarugal del futuro.
En la instancia se definieron los ejes que deben guiar dicho plan. En primer lugar, debe ser participativo, en el que los vecinos del Tamarugal no sean espectadores, sino actores de la iniciativa; debe ser asimismo endógeno, es decir, pensado desde y hacia la provincia, en el entendido que nadie mejor que los habitantes del propio territorio pueden encontrar soluciones a sus problemas comunes; que sea sustentable tanto en lo ambiental como en lo social, bajo la premisa de que no hay desarrollo sin respeto por la naturaleza y sin calidad de vida de las personas; y finalmente debe enfocarse a aumentar el valor de lo que producimos, a partir de la aportación de conocimiento, por ejemplo, aprovechando el patrimonio de la provincia generando una potente oferta turística.
Potenciar las provincias para vencer la desigualdad
En la reunión plenaria se definió además el plan de trabajo, en el que la iniciativa se divida en una primera etapa de diagnóstico y elaboración de propuestas, mientras que una segunda etapa se avanzará en la aplicación de las medidas. La primera etapa va desde el pasado 5 de marzo, hasta el 29 de junio, en el que se proyecta hacer entrega del documento a la comunidad. Desde dicha fecha hasta el 26 de octubre, se hará seguimiento del cumplimiento de los compromisos asumidos. Todo el proceso se hará en diálogo permanente con la comunidad, definiéndose tres grandes agentes de desarrollo con quienes trabajar: organizaciones sociales, universidades y centros de educación superior, y municipios.
Asimismo, se definieron seis áreas temáticas de trabajo: I.-Seguridad Pública desde enfoque de derechos; II.- Sistema de Protección Social: DD.HH y Capacidades Humanas; III.- Fomento Productivo: Generación de Valor, Diversificación y Sustentabilidad; IV.- Fortalecimiento Socio-institucional: infraestructura pública y desconcentración; V.- Medio Ambiente y Patrimonio Cultural; y VI.- Integración Latinoamericana, Para-diplomacia y Migraciones.
Cabe también destacar que la iniciativa se enmarca en el proceso de descentralización y modernización de la administración del Estado, que empieza a valorizar con mayor fuerza a la provincia como el principal espacio de convergencia entre territorio y comunidad, a la hora de desarrollar la política pública. Un proceso que está mandatado además por la propia Presidenta de la República, Michelle Bachelet, para avanzar en la superación del que es quizás el mayor lastre de la sociedad chilena: la desigualdad.
La promesa del desarrollo o el Buen Vivir aymara
Finalmente, el Gobernador del Tamarugal, Claudio Vila, saludó la exitosa jornada y enfatizó: Hoy asumimos el compromiso de pensar por nosotros mismos el cómo queremos que sea el lugar donde crezcan nuestros hijos. Hoy el Tamarugal tiene la voz y la autoridad para construir un mejor futuro. Esa es la promesa del desarrollo, poner en el centro al ser humano. Un planteamiento coherente con la filosofía aymara del Buen Vivir o Suma Qamaña, que es lo que nos enseñaron estas tierras de profunda historia indígena. Volver a estos principios no es sólo éticamente necesario, es una necesidad vital: cuando crecemos económicamente en base a la destrucción de la naturaleza y la superexplotación de los trabajadores, estamos hipotecando el futuro de la humanidad.